ADN CIRCULAR
Los envases que se desechan, estén o no contaminados, son residuos a todos los efectos. Si están contaminados con sustancias peligrosas, son residuos peligrosos, no sólo el contenido sino el envase en sí mismo. Por tanto, un envase con restos de sustancias peligrosas debe de ser gestionado como residuo peligroso.
Uno de los sectores que más y mejor contribuyen a la economía circular es el de los gestores de residuos peligrosos. Llevamos décadas trabajando para que la gestión sea de mayor calidad, de forma que se eviten emisiones de gases de efecto invernadero gracias a la reutilización y reciclaje de estos residuos.
En GIE somos ADN Circular, descontaminamos de forma segura los envases (ante la ley residuos peligrosos) previamente a su valorización, y retiramos los contaminantes para su posterior eliminación.
Este es sin duda, un buen ejemplo práctico de empleos verdes de calidad y del potencial de crecimiento que tiene la industria medioambiental en nuestro país.
Cerrando el círculo:
una transición ineludible.
La economía lineal la podemos simplificar en tres grandes conceptos: producir, consumir y tirar. Este modelo ha sustentado el crecimiento económico y el bienestar de nuestra sociedad desde la revolución industrial, y es el reflejo de una época en la que creíamos que los recursos y la energía eran ilimitados
Ahora sabemos que no es así y que este modelo trae consigo dos consecuencias fundamentales: la escasez de recursos y una generación creciente de residuos, con el impacto ambiental insostenible que ello supone. Como sólo tenemos un planeta, nuestra única oportunidad es impulsar un cambio en el modelo de producción y consumo hacia una economía circular. ¿De qué hablamos?, de apostar por ser más eficientes en el uso de los recursos y reducir la generación de residuos. Siendo capaces, además, de dar valor a aquellos residuos cuya generación no se haya podido evitar, reintroduciéndolos en el proceso productivo para la fabricación de nuevos productos y evitar así la extracción de nuevas materias primas.
"Nuestra única oportunidad es impulsar un cambio en el modelo de producción y consumo hacia una economía circular".
Con el objetivo de formar parte e impulsar las estrategias en materia de economía circular, somos miembros de la Asociación de Empresas Gestoras de Residuos y Recursos Especiales (ASEGRE). Los miembros de Asegre queremos destacar la gran importancia que tiene para el sector que señale la necesidad de que haya una fiscalidad ordenada en materia de residuos. Coordinada y armonizada entre las CCAA, para que se aplique el principio de jerarquía de residuos con rigurosidad y evitar traslados entre territorios por este motivo.
Además, dentro de esa unidad de mercado, es esencial mejorar la deficiente clasificación de los residuos, homogeneizar los criterios de gestión, las autorizaciones de las instalaciones y la asignación de las operaciones de tratamiento que no son equivalentes en todo el territorio nacional. Así como la necesidad de dotar de más recursos a las Administraciones Públicas para una mejor inspección y control que erradique las malas prácticas del sector.
El correcto tratamiento de los residuos es una oportunidad para generar empleo y riqueza en nuestro país a través de un desarrollo sostenible.
De residuo a recurso con gestión segura: Por un modelo de responsabilidad compartida.
Es fundamental, a la hora de elegir el gestor que vaya a gestionar los envases que desecha tras su consumo industrial, asegurarse de que éste dispone de autorización para gestionar esos residuos de envases, así como que el resultado de su gestión (el residuo de gestión) se gestiona también correctamente, sea en la propia planta de tratamiento de envases o por medio de otro gestor autorizado para cada tipo de residuo.
Con la nueva Ley de Residuos que, actualmente se encuentra en trámite, se endurecerá la responsabilidad del productor de los envases contaminados. La obligación principal del productor no es sólo gestionar los residuos de envases sino asegurar que se realiza el tratamiento adecuado de los mismos. Por tanto, para cumplir la ley, el productor debe de realizar una selección cuidadosa y diligente del gestor de residuos que va a contratar.
El camino hacia el ADN circular no es fácil. Requiere de inversiones, creatividad e innovación para identificar nuevas oportunidades de negocio que ayuden a alargar el ciclo de vida de los productos, facilitar su reutilización y la gestión de los residuos con los más altos niveles de calidad ambiental. Para conseguirlo, es necesaria la implicación de todas las partes, desde los gobiernos, hasta los consumidores, fabricantes y los gestores de residuos.
ADN circular.
GIE somos gestores autorizados de residuos de envases y tenemos claro el camino a seguir para aportar a nuestra sociedad la oportunidad de reducir el impacto ambiental que estos residuos generan, formando parte del cambio necesario de modelo de producción sin olvidar los más altos estándares de calidad en todos los procesos de valorización y la trazabilidad legal que una gestión correcta de residuos requiere para tener un ADN circular.